Hasta Chichen-Itzá, en busca de otras maravillas: 1 de Julio. 5 hs. Aeropuerto Internacional de Ezeiza “Ministro Pistarini”. Buenos Aires. Argentina. Ansiedad, locura, imaginación, nervios, alegría.
Era una mezcla enorme de sentimientos. La mochila había sido terminado unos minutos antes de salir; la posibilidad de olvidarme cosas importantes (que luego resultarían en simples objetos materiales) hacía que pensara una vez tras otra en aquella lista interminable de “cosas para llevar”. Pero es que en ese momento todo valía, incluso olvidármelas.
El viaje (el literal, no la aventura) iría a ser largo. Primero Lima, y finalmente El Salvador unas 10 horas después, sin contar las obvias demoras de cualquier empresa en estas latitudes. Llegar no fue difícil, el tema estuvo en salir. Y es que ese aeropuerto de El Salvador sí que era diferente a cualquier otro de los pocos que había visitado. El calor se sintió, y fuerte. Los mosquitos consiguieron atormentarme en apenas segundos de haber visto esa luz de verano interminable y sentir cómo la humedad del aire que estaba usurpando inundaba cada lugar de mi cuerpo. Leer más