Ruta Inka es un programa de encuentro intercultural que nació el año 2000 bajo la tutela de Machupicchu y otros pueblos del Valle Sagrado de los Incas, con el auspicio de la Asamblea Nacional de Rectores del Perú y en el marco de Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas.
Su objetivo es promocionar y difundir la sabiduría y filosofía de nuestros pueblos originarios, revalorando su herencia cultural y arqueológica, en particular la de los pueblos que conformaron el antiguo Tahuantinsuyo, al tiempo de promover la hermandad de éstos mismos, con otras culturas precolombinas de nuestra Abya Yala. En este sentido, uno de nuestros objetivos ha sido promover el rescate del Qhapaq Ñan, gigantesco patrimonio que había sido abandonado por varios siglos.
Estamos convencidos que con su accionar desde el año 2000, esta Ruta Inka ha puesto en la agenda de nuestros gobiernos, la necesidad de revalorar y poner en valor esta red de caminos prehispánicos, que luego se tradujo en la creciente labor gubernamental de coordinación multisectorial de los seis gobiernos (Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú), que gestionando en forma conjunta consiguieron el reconocimiento del Qhapaq Ñan, como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esta labor visionaria de Ruta Inka ha sido reconocida por numerosas instituciones regionales, ediles y organizaciones indígenas, con la emisión de numerosas resoluciones y la suscripción de alianzas. No obstante, luego de este reconocimiento del Qhapaq Ñan, cuyo cuidado y recuperación ha quedado bajo responsabilidad de nuestros gobiernos, la Ruta Inka reorienta sus actividades hacia la protección y defensa de la Madre Tierra. Para el efecto se seguirá convocando estudiantes de excelencia del mundo entero, quienes, bajo la forma de una universidad itinerante de sabiduría ancestral, se internarán a los santuarios y reservas indígenas de nuestros pueblos, para absorber su herencia cultural y constituirse en una red internacional de defensores de nuestra Madre Tierra.
Por su vocación universal y sus loables objetivos, Ruta Inka ha recibido el aliento moral de la ONU y de estadistas de México, Perú, Bolivia, Ecuador, Rumania, Italia, Canadá, entre otros. Por ello se hicieron esfuerzos para consolidarlo como un programa de encuentro intercultural con capacidad de convocatoria, para que los líderes del futuro redescubran las reales dimensiones geográficas, históricas, y culturales de nuestros pueblos originarios, conviviendo con ellos para convertirse en sus Embajadores e implicarse en sus sueños de forjar un mundo más justo y humano, respetuoso de la madre tierra y la diversidad étnica.
Su fundador es Rubén La Torre, licenciado en Relaciones Internacionales por la Academia Diplomática del Perú (ADP), quien ha ejercido funciones diplomáticas a lo largo de 10 años, pasando al retiro a su propia solicitud en febrero del año 2000, para forjar la Ruta Inka como una proyección de la Política Exterior de nuestros pueblos originarios. Bajo la conducción del citado funcionario, se han recibido numerosas adhesiones y suscrito convenios de cooperación con diversas instituciones municipales de Perú, Bolivia, Ecuador, entre otros países, así como con universidades de América Latina e inclusive de Europa (Universidad de Sevilla).
La primera edición, por gestión de legisladores peruanos fue oficializada con Resolución Ministerial 207-2002/RE, como la Ruta Inka 2002 – Expedición a los Cuatro Suyos. Posteriormente, este programa fue impulsado con un llamado a los pueblos por la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, quien luego de reconocer que no se trata de una tarea sencilla, en vista de los obstáculos estructurales en las sociedades latinoamericanas, expresó su esperanza en que “…estos esfuerzos se repitan, en beneficio de los pueblos indígenas de Latinoamérica y se sumen a otros similares y vayan más allá. Que trasciendan las fronteras geográficas y temporales y se incorporen plena, activa y vivencialmente al patrimonio cultural de la humanidad…”
Luego de su primera edición, a lo largo de estos años se han organizado sucesivamente nuevas travesías de creciente repercusión, es decir: la “Ruta Inka 2004 –Rumbo a la paz con los Hijos del Sol”, “Ruta Inka 2005 – En busca de Machupicchu por el Qhapaq Ñan”, “Ruta Inka 2007 – Tras las huellas del legendario Manco Cápac”, “Ruta Inka 2008 – En busca del Dorado”, “Ruta Inka 2009 – Rumbo a Ingapirca, santuario del joven poderoso”, "Ruta Inka 2010 - Al encuentro de los Mayas", "Ruta Inka 2011 – Rumbo al gran Chichén Itzá”, “Ruta Inka 2012– Reencuentro de antiguos expedicionarios”, “Ruta Inka 2013 –Rumbo a la Amazonía por los Cuatro Suyos”, “Ruta Inka 2014 – En busca de la sabiduría indígena en Colombia y Ecuador”, y la reciente “Ruta Inka 2015 – Celebrando el reconocimiento del Qhapaq Ñan”. En el marco de estas expediciones, se han movilizado desde Argentina hasta México, cerca de 1000 estudiantes destacados que han concurrido desde países tan lejanos como Nueva Zelanda, China, Indonesia, Estados Unidos, Canadá, Chipre, Grecia, Túnez o Marruecos, aunque en su mayoría los estudiantes acudieron desde Europa y nuestra América Latina.
En estas expediciones, no sólo se han transitado las sendas del Qhapaq Ñan en diversos países para promover su revaloración, sino también se han efectuado los esfuerzos para involucrar a los pueblos en los valores que promueve la ONU. El ejemplo más elocuente es la expedición "Al encuentro de los Mayas" que recorrió diez países (Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala); propiciando que sus pueblos se sientan protagonistas del acercamiento de las culturas ancestrales más importantes de América, precisamente en el año 2010, denominada por las Naciones Unidas como el Año Internacional para la aproximación de culturas.
No obstante, debemos resaltar que el camino recorrido no ha sido nada fácil, ni todas las expediciones han sido similares, como tampoco se ha obtenido el mismo nivel de apoyo de visitantes y/o visitados. El éxito ha estado en relación directamente proporcional al respaldo y activa participación de las autoridades de los pueblos anfitriones y de nuestro acierto en la adecuada selección de los participantes, quienes contribuyeron al éxito de la expedición encandilando a los pueblos, antes, durante y después de la travesía, permitiendo alcanzar los objetivos, a pesar de la ausencia de patrocinios. No obstante, debemos recordar que también hemos tenido contratiempos, unas veces por la actitud de las autoridades de ciertos pueblos que se mostraban escépticos o poco interesados en la revaloración de nuestras culturas ancestrales; como también cuando se nos infiltraron algunos participantes indeseables que no necesariamente tenían interés por la causa indígena, sino más bien venían por motivaciones turísticas y desdeñando las caminatas o la cultura indígena, soliviantaban a los demás expedicionarios para que asuman un papel de víctimas, con el fin de desnaturalizar la expedición y orientarla hacia sus intereses.
También debemos resaltar que el Ministerio de Cultura del Perú, que con su informe 560-2001-INC/DN calificó la Ruta Inka como una saludable propuesta de los gobiernos locales que se engranan alrededor de Machupicchu. Luego pusieron reparos por nuestra pretensión de movilizar simultáneamente 400 estudiantes, que según ellos podrían poner en riesgo la integridad del patrimonio arqueológico de la Nación, razón por la cual esta propuesta, plantea movilizar a los estudiantes repartidos en cuatro expediciones que visiten integralmente todo el antiguo Tahuantinsuyo, creando conciencia sobre la necesidad de proteger y defender a nuestra Madre Tierra. Salvo mejor parecer, para el 2016 proponemos que cada una de las cuatro expediciones seleccione hasta un máximo de 80 participantes. De ese modo arribarían a la región del Cusco alrededor de 300 participantes, entre voluntarios de la ONU, estudiantes, periodistas, catedráticos, monitores, artistas y colaboradores. Considerando que el acceso al camino inca es restringido, cada una de las cuatro expediciones podría seleccionar un máximo de 30 expedicionarios, entre los que hagan los méritos suficientes para tener el privilegio de transitar esas sendas. Los demás participantes podrían ingresar a la ciudad perdida de los Incas por los medios convencionales. Por el elitismo académico que promovemos, se ha establecido una cuota simbólica de inscripción para los estudiantes, que además se administra de manera transparente y racional. No obstante, estas cuotas en diversas ocasiones se han tornado insuficientes, por lo que la presencia de los Voluntarios de la ONU, crearía una gran conciencia del carácter institucional de estas travesías, para que los pueblos visitados se constituyan en buenos anfitriones, más aún si se cuenta con el acompañamiento de medios televisivos oficiales para la difusión de las actividades que efectúen los expedicionarios en la interacción con nuestros pueblos.