En los tiempos en los que los Inkas eran los señores de estas tierras, no se conocía el significado de la palabra dinero. Sus obras que desafían el paso de los siglos, fueron edificadas bajo el impulso de la minka, conocida también como las mingas comunitarias.
Se trata de una antigua tradición precolombina de carácter comunitario, una filosofia de trabajo comunal para lograr un bien común. De ese modo todos participaban en la construcción del Qhapaqñan, de los acueductos, de Machupicchu, así como colaborando en favor de las personas incapacitadas, huérfanas o ancianas, todo ello sin la expectativa de pasar por tesorería y recibir su cheque, más bien porque así lo disponía la tradición.
Del mismo modo se viene construyendo esta Embajada Cultural, más conocida como Ruta Inka. Se convoca a estudiantes de excelencia de todo el mundo, quienes deben salvar grandes distancias, cruzar oceános, montañas y rios, para luego internarse a los parajes más reconditos del continente, y volver a sus países como Embajadores Honorarios de los pueblos que les encomiendan difundir su herencia cultural, en forma eficaz, desinteresada y solidaria. Para un mejor desempeño de su misión, los jóvenes producendocumentales, escriben crónicas, componen canciones, y difunden el llamado de Ruta Inka en numerosos países del planeta. Ver más