"...Pasco, naciste del parto mineral y tu vocación creciente limita tu propio espíritu de urbe. Una poza de plata y plomo contamina almas y permite el crecimiento de dos o tres bolsillos llenos de codicia (…). La mina es salvaje, agreste, pide siempre más y más ciudad, no mide su fugaz vitalidad, exige
más calles y plazas… Cerro de Pasco, cerro de polvo, la mina extrae el polvoriento mineral y condena a los bronquios urbanos al cáncer del olvido y la explotación sin freno. Tu riqueza es tu condena, ciudad de oscuras exaltaciones. (…) Estás destinada a morir al interior del rabioso monstruo que exige cada vez más. ¡Que despropósito! ¡Que increíble capacidad de auto inmolarse en visión de un futuro incierto. Quién pudo fundar un sitio condenado a convertirse en despojo? (…)Me gustaría verte salir de nuevo ciudad, me gustaría llenar tu cráter de avaricia con pétalos de canecillos y corolas de flores. Gozarían tus hijos corriendo por la planicie inclemente bailando la danza de los resucitados, llevaría un mar nuevo a tu mina natural, llenaría tu pecera de ciudad de agua clara y delfines y corolarios, seguro lo haría si estuviera en mis manos…”. Son fragmentos de la crónica que escribió Boris Tapia, estudiante ecuatoriano que fue reconocido como Embajador de Pasco, en el marco de su participación de la Ruta Inka 2005. Y para que esta región reasuma el liderazgo en la conducción de esta Embajada Cultural, el Consejero Víctor Carbajal hizo saber que ha impulsado la dación de un Acuerdo Regional. Ver más.